En aquel pesebre de Belén
la luz brilló,
la vida se hizo palpable
y un Niño nos nació.
Fue creciendo el pequeño, enseñanzas nos dejó,
juguetón y risueño soñaba
con hacer del mundo un lugar mejor.
Caminaba por la tierra transmitiendo un gran amor.
Deseaba con todas sus fuerzas
que viviéramos al mismo son.
Llegados sus treinta y tres
fue condenado al dolor,
y aun aclamado con palmas,
la injusticia humana a la cruz le condenó.
Aquel que su amistad prometía
con avaricia le entregó.
Por todos nuestros pecados
en una Cruz exhaló.
Pero como aquella Nochebuena
la luz de nuevo brilló,
La vida volvió a ser palpable:
Jesús resucitó.
Por todo ello hoy en Hágase,
queremos con devoción:
Darle gracias a la vida
por la vida del Señor.
Noelia HT